En total son siete las profecías Maya que en un solo cuerpo nos advierten sobre los futuros cambios climatológicos y terrestres que vivirá nuestro planeta en una fecha determinada.
Esta fecha sería, el 21 de diciembre del año 2012.
En un elaborado calendario, muchos dicen que es el más exacto de todos los tiempos, los Mayas aseguraron que la Tierra habría nacido un 13 de agosto del 3114 a.c, y que luego de exactamente 5125 años, el planeta llegará a un gran cambio de Era, un tiempo en que muchos consideran será el verdadero Apocalipsis y otros, una simple variación de cómo veremos los hombres a nuestra Tierra.
Para los Mayas, el fin de los Tiempos, ocurrirá, no por una decisión divina, sino, por la mano del propio hombre. Es decir, por la relación de éste con su propio entorno, con la naturaleza.
Los Mayas describen en la serie de sus siete profecías, cambios en la Tierra de orden climatológico y cósmico, que serán el principal motivo que provocará que el mundo, tal y como lo conocemos, sea completamente distinto, obligando a los hombres a vivir tiempos de verdadera tribulación.
La Primera Profecía: En ella nos dice que a partir de 1999 nos quedan sólo trece años, para que el hombre, realice los cambios de conciencia y actitud para evitar la destrucción de su propio mundo, que sucederá en el 2012.
La Segunda Profecía: A partir de este período, el hombre tendrá que aprender a vivir con esta nueva realidad. Habrá mucha tribulación, desesperación que afectará a la población mundial.
La Tercera Profecía: En esta profecía, los Mayas nos hablan de los cambios climatológicos que vivirá la Tierra, en los años venideros. Señalan con total precisión, cómo el calor aumentará en todas las regiones del mundo, produciendo cambios climatológicos, geológicos y sociales nunca antes vistas. Estos cambios se darán de manera vertiginosa, principalmente, ocasionados por la falta de armonía del hombre con la naturaleza.
La Cuarta Profecía: Debido a este calentamiento global, los Mayas advierten sobre el derretimiento de los polos y las profundas oleadas de calor en el que vivirá la Tierra.
La Quinta Profecía: nos habla del hombre redimido. Que junto con el planeta, el hombre vivirá cambios y aprenderá de sus errores.
La Sexta Profecía: aparecerá en los cielos de la Tierra un cometa, quien anunciará el cambio completo del mundo conocido.
La Séptima Profecía: es el tiempo nuevo. El tiempo en que el hombre tendrá la oportunidad de ser uno solo con el mundo.
Debemos entender, que para los Mayas, el tiempo en el que vivimos es una cuarta era, es decir, luego del 2012, aquellos que sobrevivan a los cambios bruscos del planeta, aprenderán de sus errores pasados y convergirán en un nuevo sentimiento de unión y de su relación con el mundo.
No obstante, sus advertencias sobre las primeras cuatro profecías, son claras y son tan exactas, que muchos han tomado estas profecías como verdaderas luces de alertas. El calentamiento Global, las constantes guerras por los recursos cada vez más escasos del planeta y la falta de conciencia sobre el uso del ecosistema de nuestro planeta, nos llevan a predecir, que lo que los Mayas predijeron en su momento, no es difícil que se vuelva una terrible realidad.
2012
Al amanecer del 21 de diciembre del 2012, el Sol se eleva para coincidir con la intersección de la Vía Láctea y el plano de la elíptica. Esta cruz cósmica es considerada como siendo una personificación del Árbol Sagrado, el Árbol de la Vida, un árbol recordado en todas las tradiciones espirituales del mundo.
Algunos observadores dicen que esta alineación con el corazón de la galaxia en el 2012,abrirá un canal para que la energía cósmica fluya a través de la tierra, purificándola a ella y a todo lo que more sobre ella,elevándolo todo a un nivel superior de vibración.
Los mayas desarrollaron un sofisticado sistema matemático en base 20, e incluso entendían el concepto del cero. Muy interesados en los ciclosde la naturaleza y los del universo, fueron grandes astrónomos y suforma de medir el tiempo no estaba relacionada ni con los ciclos lunares ni con los estacionales; de hecho solo se sincronizaba aproximadamente con el año solar.